Moradores del barrio Brisas del Isabela, frente al lugar donde operarán los talleres del Metro de Santo Domingo (antigua Cementera), obstruyeron la autopista Máximo Gómez y provocaron un tapón que se prolongó por cuatro horas y media, en protesta por la falta de energía eléctrica desde hacía 6 días.
En la manifestación el joven Henry Sánchez resultó herido de varios perdigonazos en distintos puntos de su cuerpo, que fueron disparados por la Policía Nacional, en un confuso momento en que éste trataba de detener a un conductor que intentaba pasar sobre la cadena humana que hicieron los protestantes en plena vía. El tapón se extendió desde la Ovando con Gómez y afectó puntos de Arroyo Hondo, Los Ríos, Villa Mella y otros.
Los disturbios en esa parte capitalina iniciaron la noche del domingo, y un agente de la Policía Nacional fue trasladado herido a un centro médico que no se pudo establecer.
Danilo de la Cruz, quien estuvo al frente de la manifestación, dijo que los moradores de esa parte del barrio y los que viven en la parte baja, en la antigua Zurza, no tenían respiro y que la Distribuidora de Energía del Este (Ede Este), les había quitado el suministro de energía desde hacía 6 días.
A las 2:30 de la tarde convinieron en obstruir la vía que comunica al Distrito Nacional con el municipio Santo Domingo Norte, vociferando la vieja consigna popular de “o nos ponen la luz o aquí habrá rebú”. El método que utilizaron los lugareños fue sentarse en medio de la muy congestionada vía para impedir que los automóviles se desplazaran.
Miembros del Ejército y la Policía Nacional se presentaron a la entrada del barrio y aunque algunos oficiales superiores intentaron convencer a los dirigentes del barrio, los esfuerzos fueron estériles, porque reclamaban la presencia de unidades de la distribuidora para que contrarrestaran el problema. Otro elemento que volvió a repetirse fue la presencia masiva de mujeres, amas de casa que mostraban su encono y sus ojeras y que también decían que amanecerían en medio de la avenida si no se resolvía la situación.
A las cuatro de la tarde hubo una tregua, bajo la oposición de algunos, para dar una oportunidad a la promesa de que habían enviado una brigada que requería de la fluidez del tránsito para poder pasar. Dos horas más tarde y ya enardecidos, ante lo que “parecía un cuento”, porque la brigada nunca llegó, rompieron la tregua y se lanzaron de un extremo a otro de la Gómez, con lo que significaba esa acción: las cinco de la tarde, hora pico, guaguas repletas de estudiantes hacia la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y en el entorpecimiento total del tránsito.
Los agentes policiales y los efectivos del Ejército nada podían hacer. La tensión aumentó cuando varios policías que se desplazaban en motocicletas desde Villa Mella hacia el Distrito trataron de pasar “a la mala” por el cerco y la multitud los enfrentó, hubo saque de pistolas, recogida de piedras y en cualquier momento se rompía el hilo de la tensión.
La presión llegó al nivel de que una situación que no pudo determinarse, generó un tumulto, una trifulca que los hombres armados del cuerpo del orden replegaron a tiro de perdigonazos con el saldo de un manifestante herido.
Muchos de los pasajeros que se desplazaban en guaguas y carros públicos se desmontaron de los vehículos y prosiguieron su marcha a pie, en éxodo por el puente del río Isabela que comunica directamente con Villa Mella.
Robinson Mateo y Danilo de la Cruz ordenaron una nueva tregua a las seis treinta de la tarde, luego de recibir la llamada de que había salido para el lugar una brigada de la distribuidora que, finalmente, llegó y pudo resolver la supuesta avería, a la que le atribuyeron el largo apagón de seis días.
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