martes, 4 de septiembre de 2007

Claudio Caamaño dice se llevará a la tumba nombre de coroneles

El ex comandante guerrillero Claudio Caamaño Grullón reiteró ayer en las Fuerzas Armadas su denuncia de que hace ocho meses y un mes y medio fue contactado por coroneles activos del Ejército Nacional para que participara en un golpe de Estado contra el Presidente Leonel Fernández, aunque se negó a revelar los nombres de los oficiales. Caamaño Grullón, al final de lo que calificó como un “conversatorio democrático” el sostenido con el director de inteligencia de las Fuerzas Armadas (J-2), mayor general Antonio Valentín Jáquez López, dijo a Listín Diario que no revelará los nombres de los supuestos oficiales involucrados en su denuncia y añadió que esa parte “me la llevaré a la tumba”.

El conversatorio entre Caamaño Grullón y Jáquez López fue grabado y anoche se hallaba en poder del secretario de las Fuerzas Armadas, teniente general Ramón Aquino García “para los fines de lugar”, según se explicó a este diario en la institución.

Caamaño Grullón llegó a la sede de operaciones del J-2 a las 8:10 de la mañana, conduciendo una vieja yipeta marca Bighorn, sin acompañante, y luego de permanecer una hora reunido con Jáquez López salió con destino al Instituto Duartiano, donde participó en un acto relacionado con un libro de su autoría.

El ex guerrillero y comandante constitucionalista dijo al J-2 que ciertamente fue contactado por un grupo de coroneles del Ejército Nacional, actualmente activos, hace 8 meses y que le plantearon la necesidad de organizar una trama contra el Gobierno del Presidente Fernández.

Indicó que la última vez que fue contactado por los mismos oficiales data apenas de un mes y medio y que al igual que en la primera ocasión, rechazó su inclusión en el supuesto plan conspirativo. No obstante, ni reveló identidades, ni los lugares donde se llevaron a cabo los supuestos contactos con los proponentes de la conjura limitándose a reiterar lo que había denunciado en Puerto Plata.

Caamaño Grullón y Jáquez López mantuvieron un diálogo fluído durante el conversatorio, donde hubo brindis de café y de té, y hasta se tomaron fotografías juntos a petición del ex guerrillero, quien calificó la reunión como “muy democrática”.

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