El presidente Danilo Medina da muestras de ser un buen vecino y su investidura de jefe de Estado no trastorna el normal desenvolvimiento de quienes residen en las cercanías de su apartamento.El cuerpo de seguridad apostado en el edificio que aloja su nuevo apartamento es casi imperceptible.
La entrada y salida del edificio por parte de residentes, empleados y personal de servicio se desarrolla sin restricciones evidentes. A tempranas horas de la mañana llegan personas en taxis, motoconchos y a pie, que aparentan ser empleados de la edificación.
Justo en frente de la torre habitacional es colocada una hilera de conos, los cuales mantienen reservados varios parqueos para el equipo de seguridad del primer mandatario. Se percibe la permanente vigilancia de una patrulla policial y un equipo de la Guardia Presidencial que se mantienen circulando en el entorno de la residencia del Presidente.
La avanzada del jefe de estado no limita el agitado tránsito por la avenida Sarasota, del Distrito Nacional.
A su salida, con frecuencia en las primeras horas de la mañana, la caravana que acompaña al presidente Medina no genera tapones ni caos al tránsito como ocurría en la pasada administración de Leonel Fernández. Cuando el predecesor de Medina se disponía a salir de su casa en el sector de Naco, con destino al Palacio Nacional, el tránsito por toda la avenida 27 de Febrero era paralizado para no encontrar obstáculos.
En cambio, en el desplazamiento de Medina solo son detenidos los vehículos en las intersecciones a la ruta establecida. A los conductores que se desplazan en la misma ruta se les ordena ubicarse a los lados de la vía, cuando pasa la caravana, regularmente compuesta por cinco yipetas y dos franqueadores motorizados.
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